Se fué mi primer ultra


Y se pasó todo Abril y jamás me senté a escribir lo que sentí durante mi primer ultra maratón, mañana escribo, uhh es tarde, mañana! Y así se pasó el mes...
La verdad que la carrera va a quedar como un recuerdo imborrable en mi cabeza. Por los amigos en la previa, durante y al finalizar la carrera.
Paso a dejar algo que escribí en la semana posterior a Patagonia Run, mi crónica:

La edición 2013 de Patagonia Run va a ser algo que voy a recordar toda mi vida, si bien cada carrera es especial para mi por diferentes motivos esta no era una carrera más, no era una carrera para mejorar mis tiempos, era LA carrera.
Era mi primer ultramaratón, algo que allá por el año 2009, en mis comienzos como corredor jamás hubiese imaginado correr pero se dió así y creo que fué en un buen momento.

Si bien desde 2011 tenía en mente correr un ultra recién me anime este año después de probar con un par de carreras de 42km más para ganar la experiencia que yo necesitaba para afrontar el reto.

La previa de la carrera fué algo muy divertido, muchos corredores dicen la carrera es una excusa para reencontrarte con esos amigos que te deja la montaña, y sin duda fué así.
Compartí 3 días con unos amigos de Chile y otros Argentinos en el hostel entre muchas risas y recuerdos de carreras pasadas.
Con la banda de los 100k antes de su partida.

El dia previo fue de muchos nervios e incertidumbre, la charla técnica fué clara, nieve en la cima del C° Quilanlahue debido a las nevadas de los días previos y mucho frío en la madrugada.
Con esos datos empecé a planear la carrera durante la tarde.

A la largada iba a ir acompañado por Keno, uno de los corredores chilenos y por Hernán (Peto), quién lo había conocido en la edición 2012 de Patagonia Run.
Mis viejos se hicieron un tiempo y viajaron a San Martín para hacerme el apoyo logístico y emocional. Un envión anímico importantísimo para mi!

Fuimos los 3 a la largada cerca de la 1 am para preparar las mochilas y hacer la entrada en calor. Se veian caras de incertidumbre, miedo y otras relajadas, eramos 170 locos que nos habíamos anímado a recorrer 84 kilómetros en la montaña. La distancia principal del evento, los 100k ya habían largado 2 horas antes con 300 participantes.
Minutos antes de la largada con Petto.

Hicimos la entrada en calor con Peto como para relajarnos un poco y no sentir frío. Cuenta regresiva, saludos de buena suerte y largamos. La aventura empezaba.

Ya tenía decidido olvidarme del tiempo y tratar de no mirar el reloj, los guantes ayudaron a que no pueda ver la hora y combinado con el mundo que se te reduce a los 2 o 3 metros que alumbra tu linterna, el tiempo se iba a pasar muy rápido. Así fué, corriendo de noche con solo una linterna perdes la noción del espacio y te ayuda a no pensar en cuanto falta para llegar a X punto.

Metros más metros menos con Hernán nos mantuvimos siempre cerca, la idea era ir juntos el mayor tiempo posible para hacer más amena la carrera... 
En el segundo PAS, llamado Colorado (km20) miro el reloj, 3hs, y el chico que estaba ahí me dice que llevaba buen ritmo, eran las 5 am y nos quedaba hacer cumbre en el Quilanlahue y bajar al 3er puesto de asistencia de los 84k, mi única meta durante la carrera era hacer cumbre y bajar antes del amanecer porque no quería que la helada que se levanta cuando empieza a asomar el sol me agarre caminando a la cima.
El plan funciono, me demoré hora 15' en subir al cerro y 30' en bajar por una pendiente bastante peligrosa para hacerla de noche pero el cerro había quedado atrás y ahora empezaba otra carrera.

Dentro del PAS Quianlahue
Mientras me abastecia en el puesto del km30 (PAS Quilanlahue) salió el sol y como dije recién, comenzó otra carrera. Junto con Hernán corriendo a la par teniamos una extraña sensación de que la carrera durante la noche había pasado en otro momento y que no estabamos corriendo la misma carrera que habíamos empezado casi 6hs antes. El amanecer y los rayos del sol trajeron los paisajes de la cordillera y nuevas energías para afrontar los siguientes 10kms para llegar a la mitad de la carrera. Con Peto nos despegamos d un par de corredores de los 84k y nos encontramos más adelantes con 2 que estaban corriendo los 100 y que debían hacer el mismo recorrido que nosotros hasta llegar a la meta que estaba a unos 55kms de distancia en ese punto. 


Saliendo del PAS Quilanlahue


Parada en el siguiente PAS, cambiamos ropa y otras cosas que habíamos enviado a ese punto, un té caliente como desayuno, unas facturas y un poco de elongación mientras Hernán se terminaba de cambiar y a seguir corriendo se ha dicho!
Bordeando el Lago Lacar.



Corrimos por la orilla del lago Lacar durante unos minutos y nos volvimos a adentrar en la montaña en dirección al PAS Quilanlahue nuevamente pero ya en el km 58. Ese tramo fué interminable, muchas subidas y bajas constantes con ramas, raices y hasta troncos que obligaban a gastar un poco más de la energía que tenías.
Se armó un trío con un corredor brasilero de los 100k y tiramos juntos todo el tramo hasta llegar al km58 de carrera, en esos 10k perdí la noción del tiempo asique no puedo calcular cuanto demoramos, 2hs o 2hs y media creo. Algo que en lo personal no hacía la diferencia, después de todo mi único objetivo era terminar la carrera, nada más.

Al llegar al PAS Quilanlahue comenzó una tercer carrera, la primera era la nocturna, la segunda la que se daba después del amanecer y esta era la mental.
Jamás había corrido escuchando música pero fué una buena elección. Saliendo del PAS me puse los auriculares y a terminar lo que se había empezado a las 2am...
Se me empezó a hacer dura, las piernas ya estaban cansadas y el ritmo no era el mismo. Si bien de cabeza no me caí, el tener que bajar el ritmo no es algo que me haya alegrado. Sumando metro a metro llego al PAS Colorado 2, dejo la mochila que a esa altura me estaba matando la espalda y me pongo el cinto de hidratación que había dejado en el puesto imaginando que el cansancio de la espalda iba a aparecer. Veo a Peto y me dice que si sigue parado se va a enfriar, sabiendo que él estaba muchísimo más entero que yo lo despido y lo dejo seguir deseandole suerte.

Faltaban 16km y el nudo en la garganta se hacía sentir, en ese momento sabía que la meta estaba al alcance de la mano y que el sacrifio había valido la pena, ayudado de unos bastones improvizados desde hace varios kms me ayudaba para hacer cada subida más fácil y guardar piernas para la bajada final que era de un par de kilómetros sabiendo que las piernas no responden después de tantas horas de esfuerzo era mejor economizar cada movimiento.

Los 8kms que separaban el PAS Colorado 2 del último PAS (Bayos) fueron eternos y ahi puedo decir que la cabeza se quebró por pequeños momentos. Pero ya no quedaba mucho y había que seguir despacio pero constante. Cuando llegué al Bayos me detuve pocos minutos, unos vasos de gaseosa una factura con membrillo y a terminar con los 7/8kms finales!

Un poco más de subida en la cual caminaba muy despacio y bastoneaba mucho hasta que encontré la bajada final, tiré mis bastones que me acompañaron más de 30kms y me solté como pude para bajar sin cargar los cuadriceps.
Bajadas por calles de tierra muy compacta que no me favorecen mucho a mi, otro poco de asfalto y el llano final que me separaba de la meta que estaba a poco más de 1 km. Entrando en la ciudad me encuentro con Guille, un amigo con el que comencé a correr allá por 2009 y que estaba de vacaciones, paro para abrazarlo a él, su padre y su novia. Me felicitan y me dan un plus de energía para correr el último tramo como si recién hubiese empezado la carrera.

Los últimos metros corro encontrando caras conocidas de hace años y amigos que te deja el trail running. Choque de manos, aplausos, sonrisas y gritos de aliento me acompañaron y me empujaron hasta la meta.

LLEGADA!

Creo que nunca sentí tanta felicidad al terminar una carrera, no se me cayó ni una lágrima y eso me sorprendió. Creo que mi alegría por haber completado el recorrido era más grande y fuerte que la emoción. 
Ver a mis viejos en la llegada es lo mejor de cada carrera! El apoyo que me brindan ellos y mi familia es algo impagable.
Gracias a ellos y a todos los que de alguna u otra manera me apoyaron desde un principio.

Con el correr de los dias empecé a caer de lo que había logrado y cada tanto se me hizo un nudito en la garganta mirando fotos. Como único recuerdo físico post ultra me quedó una leve inflamacion en el tendón del tibial anterior gracias a una raíz que patié por no verla. 
Ya casi recuperado,llega la hora de pensar en el próximo desafío, por qué no pensar en los 100k del año que viene? 
Todo puede ser, por ahora solo pienso en saber usar toda la experiencia que me dió mi primer ultra en carreras más cortas durante el año...

Nos leemos en la próxima!